Que la salud es lo primero y que sin ella nada importa, es algo que sabemos todos. Pero a pesar de esto, las distracciones y demandas de cada día nos van empujando a olvidar lo que es más importante y de a poco vamos abandonando nuestro cuerpo hasta que un día nos pasa factura.
El estrés y la falta de tiempo son sólo algunas de las razones más comunes que da alguien cuando explica por qué no puede tener un estilo de vida menos sedentario. Estoy seguro que sabes de lo que estoy hablando. El primero de cada año te decides que bajarás esos kilos de más o que mejorarás tu estado físico, para una semana después (o incluso antes) encontrarte dándote excusas para no ir al gimnasio, dar una caminata o hacer una rutina de fitness.
Querías cambiar pero no pudiste. ¿Qué pasó?
Lo que pasó fué que no apoyaste tu decisión de cambiar con rutinas, rituales y en última instancia, hábitos. Las personas tendemos a funcionar un poco en autopiloto. Te pones al mando e intentas hacer cambios, pero después de un tiempo, tu mente inconciente te lleva a la misma dirección que estaba antes. Nos toca cambiar entonces nuestras rutinas y hábitos, de raíz, para que luego hacer ejercicio no sea algo que “se tiene que hacer” sino algo que “se hace” y punto.
Todos los hábitos pueden ser cambiados, ya que son adquiridos, no heredados. Si hoy no estás contento con quien eres o como te ves, enhorabuena, puedes cambiar. Sólo necesitas tener un objetivo, tener claro que quieres cambiar y empezar a modificar las rutinas que te hacen más daño que favor. Ten claro que si quieres cambiar tu cuerpo, debes cambiar tu mente. Y cuando lo hagas, lo hará toda tu vida.
Aquí siete acciones para animarte a dar el paso y cambiar tus rutinas para tener el estado físico y vitalidad que te mereces.
1) Ten a la vista tus objetivos
Crea un panel con imágenes que te inspiren a cambiar tu cuerpo. Puede ser un vestido que te quieres comprar, unas vacaciones donde tengas que mostrar tipo, un deporte que demande que tengas buen estado físico o una persona en particular que admires. Si quieres bajar de peso, pon un papel con tu peso ideal en la balanza, cada vez que te peses, lo verás y recordarás que es ese el peso que quieres.
2) Copia los hábitos de quiénes ya tienen éxito
Literalmente. Investiga cuáles son los hábitos de las personas que tienen su peso ideal, pueden correr detrás de sus hijos sin marearse o disfrutan de un fin de semana haciendo windsurf. Posiblemente te encuentres que en lugar de levantarse tarde y desayunar en el camino un “latte” con croissant, se levantan un poco antes y van caminando al trabajo o hacen una rutina de veinte minutos. Pregunta, lee e inspírate.
3) Fíjate un objetivo claro
Y cuando lo logres, sube el listón. Es muy importante que sepas exactamente y para cuando quieres lograr tus objetivos. “Tengo que mejorar mi estado físico” no te llevará a ningún lado. “Tengo que poder entrar en estos jeans y poder correr 5 kilómetros sin problemas para el 14 de diciembre” es un objetivo claro.
4) Da vuelta tu vida
Si te relajas en el sofá por la noche mirando la tele y comiendo un helado, decídete a entrenar a esa hora. Crea un poco de caos, cambia tus horarios, ve más temprano al trabajo, no quedes en restaurantes de comida rápida. Rompe con los malos hábitos y…
5) Reemplaza los malos hábitos por buenos hábitos
Esto es muy importante. Si a determinada hora miras un programa de televisión que realmente no te aporta nada, aprovecha ese rato para hacer ejercicio. Y trata de que sea placentero. Camina con tu música favorita, haz ejercicio en compañía de alguien que te guste. Sustituye los malos hábitos por buenos.
6) Olvídate de las excusas
Las personas que entrenan muy posiblemente no tienen más tiempo que tú. HACEN el tiempo para ellos mismos. Existen muchísimos 20 minutos en el día que puedes utilizar para hacer una rutina. Por ejemplo, los 20 minutos que utilizas para mirar la tele o los que pierdes cuando le das a snooze al despertador.
7) Decide y actúa
No digas “el lunes empiezo”. Empieza ahora, con lo que tienes. Te animo a que te levantes ahora mismo del ordenador y des una vuelta. ¡Tienes que tomar acción! Sólo desear el cambio no te llevará a ninguna parte. Y no puedes contratar a nadie para que haga tus abdominales. Es tu responsabilidad tomar acción y ponerte en marcha.